1.2 Enseñanza y aprendizaje de la lectura
El conjunto de las actividades propuestas para
el primer año está orientado a que los niños, al
final del período, lean en forma independiente
y comprensiva, textos breves y significativos, en
los que aparezcan todas las letras del alfabeto y
los diversos tipos de sílabas.
Las estrategias más productivas para alcanzar
esta meta integran los aportes del modelo holístico,
que promueve la inmersión en un mundo
letrado, con los aportes del modelo de destreza.
La inmersión en el lenguaje escrito se facilita
a través de prácticas tales como implementar
una sala letrada, realizar caminatas de lectura,
practicar la lectura silenciosa sostenida, interrogar
variados textos auténticos pertenecientes al
entorno del niño, tales como catálogos, afiches,
propagandas comerciales, recetas, boletas, guías
de TV, noticias y otros.
La atención a las destrezas implica principalmente
la aplicación de estrategias destinadas a desarrollar
la conciencia fonológica y el descubrimiento
de las relaciones entre los sonidos de las
palabras y los patrones de letras (aprendizaje de
los fónicos) en cuanto éstos apoyan a la mayoría de
los niños a decodificar el sentido de los textos.
Este enfoque equilibrado que integra los dos
modelos se basa en las evidencias dadas por los
resultados de investigaciones y prácticas pedagógicas
que revelan que la aplicación de un solo
tipo de modelo no favorece el aprendizaje y desarrollo
de la lectura. En las últimas décadas del
S. XX, algunos teóricos sostuvieron que niños y
niñas aprenden a leer sólo a través de un contacto
intensivo con textos auténticos, sin necesidad
de estudiar el código; sin embargo, la investigación
y la práctica han demostrado que para un
número significativo de niños no basta tal inmersión,
sino que necesitan una enseñanza directa
para aprender cada una de las letras y sus
sonidos y los diferentes tipos de sílabas. También
ha demostrado que es necesario contar con
textos significativos cuya extensión y complejidad
sean progresivamente graduadas.
Hay que tener en cuenta que el lenguaje escrito
utiliza un código convencional, no natural,
que debe ser descifrado por el estudiante. Esta
decodificación o desciframiento del código se
gradúa a partir del desarrollo de la conciencia fonológica
y del aprendizaje de los fónicos, que permite
relacionar los grafemas (letras) con los sonidos
que fundan la significación (fonemas). Este
desciframiento es importante en cuanto permite
a niños y niñas adquirir las destrezas y estrategias
necesarias para acceder al proceso lector en
forma independiente.
En el segundo año, una vez dominado el código,
el programa pone énfasis en el desarrollo de
la lectura independiente a través de prácticas como
lectura silenciosa autoseleccionada y la lectura en
voz alta con propósitos claros y significativos, utilizando
textos literarios y no literarios. Estas prácticas
se complementan con la lectura guiada o
apoyada de textos de mayor extensión y complejidad
y con la enseñanza directa de habilidades o
destrezas para desarrollar la comprensión lectora.
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